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Lunes, marzo 19th, 2018

José María Cañellas (Reus 1856 – Paris 1902), fotógrafo de los Jardins d’Espanya No ratings yet.

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A menudo detrás de la obra de un autor se esconde la participación de colaboradores que por razones inexplicables permanecen en el anonimato. Este es el caso de José María Cañellas (Reus 1856 – Paris 1902), el fotógrafo catalán que hizo las primeras fotografías de las pinturas de Rusiñol reproducidas en el álbum Jardins d’Espanya. Estas fotografías tienen el mérito de ser las primeras que divulgaron a gran escala la pintura de Santiago Rusiñol.

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José Maria Cañellas había nacido en Reus en 1856. Por un artículo publicado en el semanario republicano El Posibilista de Gerona de 1890, sabemos que Cañellas hacia diez años que se había establecido en París donde ejercía de fotógrafo profesional. Se tiene constancia de un primer estudio abierto en el número 17 de la calle André del Sarte, en el corazón de Montmartre, el barrio de los artistas.

Hacia 1894  trasladó su taller al inmueble número 60 del Boulevard de Clichy, vecino del cabaret Moulin Rouge, el establecimiento propiedad del francés de origen catalán Josep Oller, el amigo de Toulouse Lautrec y de otros artistas que frecuentaban este emblemático music hall.

Hacia 1896 el taller de Cañellas estaba situado  en el número 65 de la rue des Abbesses, siempre en Montmartre, y finalmente hacia 1899 dejó definitivamente  Montmartre para abrir su último estudio en  la avenida Wagram, número 35, la avenida que concentraba las salas de espectáculos más importantes del momento, en el barrio de Batignoles-Monceau donde Cañellas falleció en 1902.

Hace unos años encontré en un archivo particular una serie de fotografías antiguas que llevaban la etiqueta Photographie des Artistes. J. M. Canellas, 35, Avenue Wagram, Paris. Representaban varias pinturas que habían estado expuestas en la primera muestra individual que Rusiñol había hecho la galería L’Art Nouveau de París en otoño de 1899. Las albúminas tenían unas dimensiones aproximadas  de 28 x 21 cm. y eran de excelente calidad.

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Me interesé por este fotógrafo y su conexión con Rusiñol. Pregunté entonces a Pep Parer, gran conocedor del tema, quien me dirigió a Anna Capella, entonces directora del Museu de l’Empordà en Figueres. El Museo, además de custodiar una colección extensa de fotografías de Cañellas, los llamados Álbums Rubaudonadeu, estaba preparando para el año 2005 una primera exposición monográfica dedicada a Cañellas. La consulta no podía ser más oportuna y tres de las fotografías de los cuadros de Rusiñol fueron selecionadas para figurar en esta importante exposición (Veáse Josep Maria Cañellas. Reus 1856 – Paris 1902. Photographie des Artistes. Museu Empordà, 2005).

La vinculación de Cañellas con Figueres se explica porque había venido de París hacia 1888 para realizar  un reportaje fotográfico en el Alto Ampurdán. Cañellas  tenía su domicilio y taller en París donde su trabajo estaba orientado principalmente al mundo del arte, con fotografías de motivos para los artistas. Los temas eran desnudos femeninos o de niños, pero también  Cañellas se ha había dedicado a fotografiar escenas de calle, oficios menestrales, trabajos cotidianos y paisajes urbanos y rurales.

En París, Cañellas se relacionó con muchos pintores catalanes que requerían sus servicios. Eran artistas que pasaban temporadas largas en París o que estaban de paso. Se tiene constancia que se relacionó con Isidre Nonell, Santiago Rusiñol, Miquel Blay, José M. Sert, Apeles Mestres, Josep Lluis Pellicer, Laureà Barrau, Miquel Utrillo, Ramón Casas, y también Ignacio Zuloaga y August Rodin, así como los músicos Isaac Albéniz y Joaquim Malats.

Se desconoce cuándo y  en qué circunstancia se conocieron Rusiñol y Cañellas. Es probable que coincidieran en el Ateneu Barcelonés, frecuentado por ambos alrededor de 1888, año en que Cañellas estaba realizando el reportaje fotográfico que le había encargado el político republicano Josep Rubaudonadeu.

Del extenso reportaje fotográfico del Ampurdán nos llama la atención la  fotografía que representa el par de candelabros catalanes de hierro forjado del siglo XV, que actualmente son una de las joyas de la colección de hierros del Museu Cau Ferrat, catalogadas con los número de inventario 30.962ª y 30962b.

 (véase http:museusdesitges.cat/ca/top-100/parella-de-brandoneres-atxeres).

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La fotografía de Cañellas nos ayuda no tan sólo a establecer la fecha aproximada de la adquisición por parte de Rusiñol sino sobre todo concretar la procedencia de estos candelabros que hasta ahora se cree que provienen del monasterio de Santa Maria de Serrateix (Bergadà). Los investigadores basan el origen de estos hierros en las primeras informaciones aportadas por Miquel Utrillo en La historia anecdótica del Cau Ferrat (1932), donde Utrillo afirma que Rusiñol las adquirió en el monasterio de Santa Maria de Serrateix, pero podemos probar que esta información es infundada.

La fotografía de Cañelllas, hecha en el lugar de origen de los candelabros y otras fuentes que hemos consultado, nos desvelan que estas importantes piezas provienen con toda seguridad del Alto Ampurdán, y concretamente de la iglesia de Sant Miquel de Fluvià. La fotografía de Cañellas está sacada en el interior de esta iglesia. El negativo lleva el número de referencia 418 del Album Rubaudonadeu, correspondiente al apartado de Pont de Molins a Vilabeltrán (véase www.bibliotecadefigueres.Cat/Clocal/CLColDigitalinfoaspx?OID=1). Reafirma esta procedencia una nota publicada en el diario de Gerona La Lucha del 24 de octubre de 1890 que transcribe un suelto anterior publicado en el periódico La Concentración de Figueres en la que se reprende al obispo de Gerona por haber permitido la venta por dos mil pesetas, a un artista pintor bien conocido en Barcelona [Rusiñol], los dos candelabros que figuran en una fotografía del Album Rubaudonadeu, concretamente la nota cita la fotografía referenciada con el núm. 418 reproducida aquí. Comparando las piezas de la foto con las de la colección Santiago Rusiñol del Museu Cau Ferrat podemos afirmar sin lugar a dudas que se tratan de las mismas piezas.

Refuerza el origen de los candelabros la situación geográfica de Sant Miquel de Fluvià, a corta distancia de la bahía de Rosas. Y esta proximidad de la costa es otro detalle a tener en cuenta. Una carta de Lluis Labarta a Rusiñol fechada el 1 de noviembre de 1897 (Legado Rusiñol núm. inv. 2273a Museu del Cau Ferrat. Véase: Vinyet Panyella, Epistolari del Cau Ferrat 1889-1930. Sitges (1981), p. 179) refiriéndose a estas piezas escribe: “Los dos grandes candelabros de lirio nos contaban que añoraban el mar que durante tantos siglos los había acariciado con su [brisa de] Levante que entraba por los ventanales sin cristales de la ermita románica donde se encontraban; que les parecía sentir aún los gritos de angustia de los pobres habitantes de los caseríos de la costa cuando avistaban las naves  argelinas que se acercaban a la playa para apresarlos –por ellos no tenían ningún miedo, los pobres candeleros, por ser de miserable hierro, metal poco adecuado para servir a las concupiscencias humanas. Si hubieran sido de oro o plata haría tiempo  que no existirían.” Labarta, autor de los primeros trabajos sobre estos candelabros medievales, seguramente conocía la procedencia de estas piezas, y en sus estudios no menciona jamás el monasterio de Santa María de Serrateix, situado en el Bergadá, un lugar muy lejano de la costa marítima a la que hace referencia Labarta en su carta.

Me ha parecido interesante exponer dos ejemplos que demuestran la importancia y el reconocimiento que se merece Cañellas por vehicular la divulgación de la pintura de Rusiñol así como la participación en el descubrimiento del origen de unas piezas emblemáticas de la colección de hierros forjados del Museu Cau Ferrat.

 

Mercedes Palau-Ribes

Barcelona, 8 de marzo 2018

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